DEFINICIÓN:
La enfermedad arterial periférica (EAP) supone la obstrucción de las arterias de las extremidades, dificultando el correcto flujo de sangre en los brazos y, sobre todo, en las piernas, provocando dolor o entumecimiento. Se trata de una patología que no suele presentar síntomas hasta que la obstrucción es importante. Existen diversos factores de riesgo como tabaquismo, sedentarismo, obesidad, hipertensión o colesterol alto.
DESCRIPCIÓN DEL PROCESO:
La enfermedad arterial periférica puede tratarse de manera endovascular mediante la realización de una angioplastia en la arteria afectada y, si es necesario, la colocación de un stent.
Para realizar la angioplastia se introduce en la arteria un catéter con un pequeño globo que se hincha para corregir el estrechamiento y facilitar la circulación de la sangre. En muchos casos es necesaria la colocación de un stent, una pequeña estructura cilíndrica de malla metálica que impide que la arteria vuelva a estrecharse.
ANTES DE LA INTERVENCIÓN:
El paciente debe someterse a una valoración previa para evaluar su caso y las características concretas de la intervención.
Además, los pacientes deberán someterse a un estudio pre-operatorio que incluye analítica de sangre, electrocardiograma, etc.
Por otra parte, si usted padece alguna enfermedad crónica o toma habitualmente medicamentos, sobre todo anticoagulantes, debe comunicárselo al cirujano antes de la intervención.
DESPUÉS DE LA INTERVENCIÓN:
Cualquier tratamiento deberá ir acompañado del abandono de los factores de riesgo anteriormente mencionados para evitar la reaparición del problema en otra zona.
Tras la intervención, los pacientes deben guardar reposo con las piernas estiradas durante al menos 12 horas. Además, requerirá antiagregación plaquetaria después del tratamiento.El tiempo medio de ingreso es de 1 o 2 días y, una vez en casa, se deben evitar los movimientos bruscos y el ejercicio intenso durante las primeras semanas.